¿Qué es el estrés térmico?

Los riesgos laborales no sólo son específicos de cada
sector o puesto de trabajo, sino que también dependen de aspectos estacionales.
En esta nota hablaremos del impacto que tienen las temperaturas extremas.

El estrés térmico es la sensación de malestar que
provoca permanecer mucho tiempo en una temperatura muy alta o muy baja que
somete a nuestro cuerpo a un esfuerzo extra para mantener su temperatura
interna.

El estrés térmico puede tener diferentes efectos: el
exceso de sudor puede ocasionar deslizamientos en la manipulación de cargas; la
deshidratación puede producir mareos; el calor puede darnos somnolencia. De
allí que los accidentes más frecuentes en contextos de picos de temperatura
sean muy variados y difíciles de detectar, puesto que la fatiga, el cansancio y
la deshidratación pueden manifestarse al concluir la jornada laboral, o incluso
al otro día. De este modo, se puede perder el vínculo entre el síntoma y la
causa ocurrida en el entorno de trabajo.

Según un estudio, el calor afecta más
a los varones, mientras que el frío es más duro para las mujeres; esto se debe,
probablemente, a que la sudoración masculina es mayor que la femenina. Por otra
parte, y de manera quizás previsible, las temperaturas extremas afectan especialmente
a las personas más jóvenes, lo cual se deba probablemente a que se encargan de
trabajos con mayor esfuerzo físico.

 

Trabajar con frío: algunas
medidas para considerar

El estrés térmico por frío puede producirse por
trabajar tanto en espacios al aire libre o insuficientemente calefaccionados,
como en lugares refrigerados, como las cámaras frigoríficas.

Los efectos de estas bajas temperaturas pueden ser:

– malestar general

– reducción de la sensibilidad y la motricidad fina

– comportamiento errático y movimientos involuntarios

– congelamiento de las extremidades

– fallas cardíacas

Para prevenir estos efectos, es importante tomar
medidas adecuadas, contando con el asesoramiento de un médico laboral y de un
técnico en seguridad e higiene cuando fuera necesario:

– Al realizar la planificación de tareas al aire libre
debe tenerse en cuenta la estación del año y las previsiones meteorológicas,
reservándolas para los meses más cálidos y las horas del día en las que el frío
es menos extremo.

– Debe tenerse en cuenta el factor térmico al
establecer la rotación de trabajadores, y no solamente el sueño o el esfuerzo
muscular. Para definir la duración de los turnos, es importante consultar a un
profesional de medicina laboral que evalúe las temperaturas, las tareas y el
tiempo de exposición.

– Evitar siempre que sea posible el trabajo en
ambientes abiertos y calefaccionar adecuadamente los espacios de trabajo para
que haya una temperatura templada constante. En exteriores se tomarán otras
medidas, como el uso de pantallas cortaviento, si fuera necesario.

– Si no puede evitarse la exposición al frío, es
importante proveer de ropa adecuada a las condiciones climáticas: que sea
impermeable si hay humedad o lluvia, que sea cortaviento y que sea abrigada. Es
necesario también proteger las extremidades con guantes, medias y calzado
adecuado, puesto que la pérdida de sensibilidad no permite detectar el
principio de congelamiento.

– Debe preverse el
contenido calórico y la temperatura de los alimentos especialmente para estas
situaciones, teniendo en cuenta la carga metabólica que este tipo de tareas
tiene para quienes las realizan.

 

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