¿Qué es el “Wellness”?

¿No te pasa que a veces estás mal? No es muy claro por qué; si por algo,
o por todo. El concepto de “wellness” te propone una mirada integral sobre el
bienestar físico, mental y emocional.

Aunque el diccionario nos permite traducirla
como “bienestar”, en los últimos años se ha usado el término wellness para
indicar el proceso activo de tomar decisiones conscientes para lograr una vida
saludable y plena. Este bienestar no consiste simplemente en evitar la
enfermedad, sino en iniciar un proceso dinámico de cambio y crecimiento físico,
mental y afectivo, tanto en un nivel individual como colectivo.

A diferencia de algunos movimientos
exclusivamente centrados en el cuerpo (como el fitness) o la mente (como la
meditación), el wellness propone una combinación de estos aspectos desde una
perspectiva integradora, holística.

El Dr. Bill Hettler, del National Wellness
Institute, ofrece un modelo de seis dimensiones del bienestar que
se interconectan y modifican entre sí.

1. Bienestar ocupacional. Esta
dimensión considera al trabajo como un lugar de realización y enriquecimiento
personal, dependiendo fundamentalmente de la propia actitud con respecto a
nuestro trabajo. En términos generales, el bienestar ocupacional dependerá de:
a) elegir una carrera, profesión u oficio que sea coherente con nuestros gustos
y valores personales y b) desarrollar habilidades transversales y transferibles
en el compromiso con nuestro trabajo en vez de tomar distancia y hacer lo
mínimo indispensable.

2. Bienestar físico. Aquí se incluye
la necesidad de una actividad física regular, además de hábitos alimentarios y
nutricionales saludables. Es importante, en este aspecto, desarrollar una
sensibilidad para escuchar el propio cuerpo y responder de manera gradual y
comprensiva. El bienestar físico se basa en los pilares de una alimentación
sana y equilibrada y una actividad física adecuada para la edad y cuerpo de
cada uno.

3. Bienestar social. En vez de
considerar al individuo como un ser pasivo frente a las circunstancias que le
tocan vivir, la escuela del wellness alienta la acción y la contribución de
cada uno al medioambiente y a la propia comunidad. Desde esta perspectiva, la
solidaridad y el compromiso con los demás son parte integrante del propio
bienestar; de manera inversa, el egoísmo produce el efecto contrario al
buscado, haciendo que la persona se sienta peor por su propia alienación con
respecto a los demás.

4. Bienestar intelectual. La
actividad mental de cierto nivel de complejidad y dificultad permite que las
personas podamos explorar nuestras habilidades y expandir nuestros límites. La resolución
de problemas, la creatividad y el aprendizaje son parte de ese proceso de
bienestar integral que no se conforma con las tareas rutinarias y poco
estimulantes, sino que ve en la actividad intelectual un complemento de la
actividad física, casi una gimnasia para el cerebro.

5. Bienestar espiritual. Sin
identificarse con una religión determinada, el movimiento wellness cree en la
necesidad de identificar un significado y un propósito en la existencia humana.
En suma, propone integrar todos los aspectos de la existencia humana en una
mirada global acerca del mundo, nuestra experiencia y creencias que no busca
imponerse a otros, sino convivir con los demás en el respeto por la diversidad
sin renunciar a nuestras propias convicciones.

6. Bienestar emocional. La última
dimensión del wellnes se refiere a reconocer y aceptar las propias emociones y
sentimientos, incluyendo el manejo de la frustración y el stress, pero también
su expresión. En definitiva, el compromiso, la confianza y el respeto con
respecto a los demás se basan en tener la misma actitud con uno mismo, sin
negar ni ocultar las propias emociones, adoptando una actitud optimista ante la
vida.

Sus críticos tildan al movimiento del wellness de ser un
sustituto new age de la religión o cierta psicología vulgar. Para ellos, se
trata de un movimiento conservador e individualista que busca darle sentido a
una vida de consumo superfluo y limitaciones excesivas a las libertades
individuales, especialmente en los sectores medios y altos de países
desarrollados.

En cualquier caso, los seres humanos hemos
tenido siempre una necesidad de estar bien que no puede satisfacerse de manera
puramente física ni puramente mental, exclusivamente colectiva o solamente
individual. Pensar en nuestro bienestar como algo más que la mera ausencia del
malestar es un buen primer paso en esa dirección.

 

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