El momento de buscar un bebé puede ser frustrante para algunas parejas. Si bien en algunos casos se logra un embarazo en los primeros meses de búsqueda, en otros casos van pasando las semanas y la ansiedad crece. En algunas ocasiones, se debe evaluar la fertilidad de los miembros de la pareja para saber si existe alguna dificultad. En esta nota te contamos cuáles son los principales estudios para evaluar la fertilidad.
¿Necesito un tratamiento de fertilidad?
No siempre la demora en lograr un embarazo se debe a un problema de infertilidad. La ansiedad y el estrés, frecuentes en quienes buscan un embarazo, pueden resultar contraproducentes para lograrlo. En general, los especialistas recomiendan esperar un año antes de realizar estudios de fertilidad, aunque, según la edad, se pueden realizar exámenes tras los primeros seis meses de búsqueda.
Si bien a veces se requieren tratamientos complejos (como las fertilizaciones in vitro), usualmente los médicos recomiendan comenzar con tratamientos más sencillos. Estas opciones, que pueden consistir en el uso de fármacos, la inseminación artificial o pequeñas cirugías, pueden resultar eficaces en menor tiempo. Para saber cuál es la mejor opción para cada caso, los especialistas prescriben estudios para evaluar la fertilidad de hombres y mujeres.
Estudios de fertilidad en mujeres
Antes de comenzar cualquier tratamiento, las mujeres deben realizarse estudios que chequeen sus hormonas y su anatomía reproductiva. Los estudios más frecuentes son:
Análisis Hormonal: se trata de un estudio que evalúa el nivel de las hormonas sexuales y otras que actúan en el ciclo menstrual. Específicamente se evalúan hormonas como la FSH, la LH, la AMH, la prolactina, el estradiol y la progesterona. Estas hormonas aportan información sobre la reserva ovárica, la funcionalidad de los ovarios y de la hipófisis de la mujer. Para el estudio es necesaria la extracción de sangre, pero, como las hormonas varían en el ciclo menstrual, deben realizarse tomas en diferentes momentos del mes. También se evalúan hormonas que no son sexuales, pero cuyos valores anormales pueden influir en la fertilidad, como la TSH, la tiroxina libre, la triyodotironina y la testosterona.
Ecografía Transvaginal: el estudio sirve para comprobar si existen malformaciones anatómicas en el útero y evaluar la reserva ovárica, según la cantidad de folículos antrales.
Histerosalpingografía: se trata de un estudio radiológico con contraste que evalúa la estructura y la permeabilidad de las trompas de Falopio. Este examen puede resultar molesto ya que consiste en la introducción de un líquido de contraste a través de un catéter en el cervix. Este líquido circula por el cuello uterino, el útero y las trompas para que se puedan detectar obstrucciones o malformaciones posibles.
Estudios de fertilidad en hombres
En general los especialistas recomiendan evaluar la fertilidad de los dos miembros de la pareja para determinar si existe un problema de fertilidad. Las pruebas en los hombres consisten en evaluaciones físicas, de las hormonas y del semen.
Exploración física: se observa el peso, se estudian el abdomen y las ingles, el pene, la próstata y los testículos para descartar problemas anatómicos.
Espermográma: se estudia el semen para observar la cantidad de semen eyaculado, la licuefacción, el color, la viscosidad y el pH. También, gracias a un estudio microscópico, se puede observar la movilidad y morfología de los espermatozoides y la concentración espermática.
Análisis hormonal: se suele realizar si el espermograma presenta resultados alterados. A través de un análisis de sangre, se evalúan hormonas como la testosterona, la FSH y la LH, ya que sus valores anormales pueden alterar la producción de espermatozoides.
Estudios de fertilidad para ambos géneros
Estudios del cariotipo: suelen indicarse para parejas que han tenido abortos a repetición o fallas en la implantación. A través de un análisis de sangre, se buscan posibles alteraciones en el número o estructura de los cromosomas que provocan infertilidad.