trabajo docente y salud

El cuidado de la salud en el trabajo docente

Explicaciones a viva voz, aulas repletas de estudiantes, pilas de exámenes para corregir, espacios educativos no siempre en condiciones. El trabajo docente implica diversos riesgos para la salud. En esta nota te contamos algunos y cómo hacer para prevenirlos.

Cada septiembre en nuestro país se celebran el Día del Maestro y el Día del Profesor. Junto con agradecerles por la inmensa tarea que desempeñan, desde RP/Salud nos preocupamos por el cuidado de la salud en el trabajo docente

Efectos de la profesión en la salud

La voz resulta ser el principal recurso en el trabajo docente. Las aulas repletas de estudiantes, el bullicio y la mala acústica a veces obliga a que los docentes deban elevar el tono para ser escuchados. Esto implica riesgos para su voz, que puede llevar a que los docentes sufran disfonías y/o malestares a lo largo de su carrera. Junto con tratar de no forzar la voz, es importante también beber mucha agua para que lubrique las cuerdas vocales y hacer ejercicios de respiración y calentamiento vocal. Algunos docentes, además, recurren al uso de micrófonos y parlantes. 

La audición también puede estar en riesgo por el hecho de desarrollar las tareas en espacios muy bulliciosos y/o con ruidos fuertes, como pueden ser las aulas y los patios de las escuelas. La pérdida de la audición puede ser chequeada con una audiometría.  

Otros aspectos que pueden resultar problemáticos para el cuidado de la salud en el trabajo docente son el polvo y la postura. Si bien cada vez más se prefieren las pizarras con fibrones, sigue habiendo pizarrones de tiza. En ellos se sugiere borrar de arriba hacia abajo para disminuir la dispersión del polvo y, en lo posible, utilizar borradores húmedos. En cuanto a las lesiones posturales, se recomienda no permanecer en la misma posición por demasiado tiempo, caminar pausadamente y mantener una postura erguida. 

A la vez, se deben considerar algunos aspectos relacionados con la infraestructura de los espacios educativos y sus efectos en la salud de los docentes. Tener aulas con la luz suficiente y adecuada para poder leer y escribir contribuye con el cuidado de la vista. También atender al clima en el aula; no es saludable enseñar o aprender con mucho calor o con frío. Las temperaturas ideales son de 20 a 22º para una clase teórica y de 18 a 20º para una clase práctica. Por último, es indispensable que las aulas tengan ventanas para que el aire se pueda renovar periódicamente. 

Accidentes laborales en los espacios educativos

Los accidentes laborales son frecuentes en escuelas, institutos y universidades. En este sentido, se torna crucial mantener el orden para evitar tropiezos y caídas, también señalizar escalones, aberturas y cualquier elemento que pudiera resultar peligroso. Además, se deben revisar mesas y sillas, considerando que sean estables y que no tengan bordes o salientes filosos. 

Dado que los docentes suelen consumir bebidas y comidas calientes en sus espacios de trabajo, la revisión de electrodomésticos e instalaciones debe ser frecuente. Las conexiones de gas en cocinas y anafes, y los aparatos como microondas, pavas eléctricas y cafeteras deben estar en óptimas condiciones y ubicados de tal manera que se minimice el riesgo de quemaduras e incendios. 

Todos estos aspectos deben ser abordados adecuadamente para prevenir accidentes laborales y enfermedades profesionales en los establecimientos educativos. De esta forma se contribuye con el cuidado de la salud en el trabajo docente. 

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