Adicción al trabajo como riesgo laboral

La adicción al trabajo, o workaholism como se dice en inglés, es un fenómeno cada vez más frecuente que incide en la salud física y mental de los trabajadores y en su vida social. En esta nota te contamos de qué se trata y cómo detectar sus riesgos.

¿Se puede ser adicto al trabajo?

Algunas personas viven exclusivamente para trabajar: sobrecumplen todas las expectativas, asumen responsabilidades ajenas y pasan más tiempo en el trabajo que el establecido. Aunque esta conducta muchas veces es valorada socialmente como sinónimo de compromiso y productividad, puede ocultar una problemática que debe abordarse desde la perspectiva de la prevención de riesgos laborales.

La adicción al trabajo, o workaholism, es la necesidad incontrolable de trabajar que termina afectando la salud, el bienestar y las relaciones personales del individuo. Se caracteriza por tener un carácter compulsivo y por la tendencia a priorizar el trabajo por encima de otras áreas fundamentales de la vida, como la familia o el ocio.

Se puede llegar a considerar una adicción puesto que comparte rasgos con otras dependencias, especialmente la pérdida de control y la necesidad constante de repetir la conducta.

Rasgos más frecuentes de la adicción al trabajo

-Ansiedad cuando no se está trabajando

-Irritabilidad por motivos laborales

-Insomnio

-Cuadros depresivos

-Problemas de alimentación

-Aislamiento social

-Trastornos cardíacos, digestivos y musculares.

Adicción al trabajo como riesgo psicosocial

Desde la salud ocupacional, se considera un riesgo psicosocial porque no solo afecta al individuo sino también al ambiente de trabajo. En efecto, los adictos al trabajo suelen presentar dificultades en la comunicación, baja capacidad para delegar y una obsesión por el control que puede deteriorar el clima laboral.

Además, esta adicción puede desencadenarse o agravarse por factores organizacionales, como el exceso de carga laboral sobre una persona, una cultura empresarial basada en recompensas por sobreexigencia o la falta de límites entre la vida personal y laboral.

Se ha señalado que esta adicción tiene mayor prevalencia entre personas de 18 a 45 años, especialmente en profesiones altamente exigentes y con gran autonomía, como el personal médico, los docentes universitarios y los profesionales como arquitectos, contadores, etc.

Frente a esta realidad, se vuelve necesario promover políticas de prevención laboral, fomentar una cultura del equilibrio entre la vida personal y profesional y capacitar a los equipos de salud laboral para su detección temprana. Trabajar mucho no siempre es trabajar bien y el bienestar de los trabajadores debe ser una prioridad colectiva.

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