Tercera semana de mayo. Semana mundial del parto respetado.

Las maneras de ser madre han
cambiado drásticamente en los últimos años. Desde el año 2004, se recuerda el
derecho de las madres a elegir cómo tener a sus hijos con actividades en
hospitales y centros de salud.

“Parirás a tus hijos con dolor”,
dice el Génesis que dijo Dios a Eva al expulsarla del jardín del Edén. Junto
con “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, parece que tener hijos y
trabajar son dos castigos para la humanidad.

El parto en Occidente fue,
durante mucho tiempo, precisamente eso: una prueba dolorosa, a veces incluso
riesgosa, que atravesaban las madres para traer una nueva vida al mundo. Sin
embargo, durante el siglo XX se avanzó mucho en las técnicas quirúrgicas,
incluyendo la anestesia peridural (o epidural) que disminuye el dolor durante
el parto y disminuye la ansiedad de la madre.

El avance en las técnicas
médicas, sin embargo, no siempre fue de la mano con los derechos de las mujeres
embarazadas, que se veían cada vez menos como protagonistas del embarazo y el
parto. En cambio, en muchos casos eran sometidas a estudios, análisis e
intervenciones no solicitadas ni explicadas -como las cesáreas- que los
profesionales indicaban sin consultar sus preferencias o posibles opciones.

Es por ello que desde el año 2004
la Organización Mundial para la Salud (OMS) celebra, en la tercera semana de
mayo, la Semana del Parto Respetado, que este año tiene como lema “Menos
intervenciones, más cuidados”. Para ello, la OMS propone una guía de recomendaciones orientadas a disminuir el empleo de procedimientos
quirúrgicos innecesarios y respetar las prácticas culturales de la madre. Entre
las más importantes, se destacan:

– Un miembro de la familia debe tener acceso a la
madre durante todo el trabajo de parto y el período posterior para darle apoyo
emocional, tarea que también recae en el equipo sanitario.

 – La mujer debe poder eligir su vestimenta y la de
su bebé, la comida, el destino de la placenta, la posición para el parto, etc.
por tratarse de prácticas culturalmente importantes.

 –La inducción del parto, así como la realización
de cesáreas y episiotomías debe restringirse al máximo posible. Para la OMS, la
tasa normal de inducciones y cesáreas no debería superar el 10-15 % en ningún
país.

          –La OMS recomienda no cortar el cordón umbilical
hasta que no haya dejado de latir, puesto que éste continúa enviando nutrientes
y sangre rica en oxígeno, facilitando de este modo la respiración pulmonar.

          –El bebé no debe ser separado de su madre, sino
que debe quedar en contacto con ella inmediatamente después del parto, puesto
que el contacto físico directo contribuye a regular el ritmo cardíaco, la
temperatura, la glucosa en sangre y el sistema inmunitario del bebé, además de
disminuir el estrés de ambos.

         –Debe promoverse y facilitarse el alojamiento
conjunto de la madre y el bebé, puesto que favorece el acceso a la lactancia
materna y disminuye la incidencia de depresión posparto.

¿Qué opinás de estas directivas?
¿Tuviste o conocés experiencias de parto respetado?

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