¿Puede ser perjudicial realizar ejercicio?

¿Cuánta energía vital tiene
una persona? ¿Tienen las personas una cantidad limitada de energía, como si
fuera una pila? Desde la antigüedad hasta mediados del siglo XIX, era común
pensar que las personas nacían con una cantidad predefinida de energía: la
cultura china la denominaba chi; la medicina medieval hablaba de los humores.
Se trata de una idea determinista según la cual la vida de una persona está
prefigurada desde su nacimiento.

Un célebre experimento de J. Loeb y J. H. Northrop, de 1917, concluía que la
duración de la vida estaba determinada o bien por la producción de una
sustancia nociva, que llevaba al envejecimiento y la muerte, o bien era
producto de la destrucción de una sustancia desconocida cuya carencia llevaba a
la muerte. El experimento de estos biólogos, sin embargo, sólo se realizó con
moscas, y la sustancia en cuestión nunca pudo ser hallada.

El conocimiento científico actual reconoce un límite biológico a la vida; sin
embargo, rechaza universalmente la idea de que cada individuo recibe una
cantidad finita de energía vital, al cabo de cuyo agotamiento sobrevendría la
muerte.

En cambio, se considera que el envejecimiento no es producto de un único
proceso, como un gen o la decadencia de un sistema del cuerpo; por el
contrario, los estudios sobre el
envejecimiento
 afirman que se trata de un proceso
multifactorial extremadamente complejo que se desarrolla simultáneamente en
varios niveles de la organización funcional del cuerpo humano.

La afirmación según la cual habría una cantidad finita de vida en cada persona,
no es del todo errónea, pero falla en lo fundamental: aunque exista un límite
biológico que indica que un organismo humano no puede vivir más allá de cierta
edad, esto no explica el final de cada vida en particular.

 

¿Acelera el ejercicio el
proceso de envejecimiento?


Hoy en día parece obvia la respuesta: ¡no! Sin embargo, recién en 1953 se
demostró científicamente que el ejercicio físico regular disminuía los riesgos
de muerte más asociados al envejecimiento, como las enfermedades coronarias.
Desde entonces, el hecho de que el ejercicio físico ayuda a mantener una
expectativa de vida elevada es parte del sentido común médico.

Sólo en casos en los cuales la actividad física supera entre un 500 y un 1000%
de lo recomendado ésta es nociva. Por el contrario, dado que el envejecimiento
es un proceso múltiple complejo, el ejercicio ayuda a combatir varios de sus
factores, incluyendo el fortalecimiento cardiovascular, la prevención de algunas
formas de cáncer, la disminución del riesgo de osteoporosis, etc.

En resumen: aunque el cuerpo humano tiene un límite máximo de longevidad, no se
trata de una cantidad limitada de energía que se gasta con nuestra actividad
cotidiana. Por el contrario, el ejercicio físico ayuda a combatir algunas de
las múltiples causas del envejecimiento.

 

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