¿Por qué es importante donar sangre?

Donar
sangre es muy importante. ¿Por qué? ¿Por qué tienen que ser donantes
voluntarios? ¿Cuándo puedo y cuándo no ser donante? En esta nota te lo
contamos.

El interior del cuerpo humano, sus partes y su
funcionamiento fue, por siglos, un misterio. Claro, desde la prehistoria la
gente se cortaba y salía un líquido viscoso rojo; pero no fue sino hasta el
siglo XVIII que William Harvey descubrió que ese líquido se movía por el cuerpo
y circulaba por arterias y venas. Con este descubrimiento comenzó el estudio
científico de la sangre, que se abocó infructuosamente al problema de la
transfusión, es decir, a introducir en el cuerpo de una persona la sangre de
otra. Durante tres siglos se produjeron innumerables muertes debidas a la
experimentación, al punto tal que fue prohibida en varios países durante el
siglo XIX. Recién en 1908, el Dr. Alexis Carrell realizaría la primera
transfusión sanguínea exitosa, de un padre a su hija, motivo por el cual
recibiría el premio Nobel de Medicina en 1912.

La mitad de las personas que recibían una
transfusión sanguínea a comienzos del siglo XX moría por distintos motivos:
coagulación inmediata, incompatibilidad entre grupos sanguíneos, uso de
instrumentos no esterilizados y transmisión de enfermedades no controladas. Ni
siquiera se contaba con un instrumental seguro: recién en 1913 se inventan las
agujas y los tubos para transfusión; hasta ese momento, se abrían las venas con
un bisturí para hacer la transfusión de paciente a paciente.

La segunda mitad del siglo XX trajo grandes
avances: el uso de anticoagulantes, el instrumental seguro y esterilizado, la
detección de enfermedades, el uso de los grupos sanguíneos para clasificar la
sangre. La donación de sangre salva actualmente millones de vidas en todo el
mundo, ya sea mediante la transfusión directa o por su fraccionamiento en
componentes (como las plaquetas).



Los donantes voluntarios


Los avances en los métodos de conservación
permiten bancos de sangre, los cuales tienen a disposición distintos grupos
sanguíneos para pacientes diversos.

¿Por qué las organizaciones internacionales
buscan prohibir la venta de sangre? La donación remunerada es discriminatoria,
porque impide que las personas en situación de pobreza accedan al derecho a la
salud. Al mismo tiempo, como el principal motivo para la donación es económico,
se arriesgan tanto la vida del donante como la de quien recibe la donación.
Para el primero, la necesidad económica puede poner en riesgo su salud, donando
con mayor frecuencia de la saludable. Para el paciente, la sangre recibida
puede ser peligrosa, puesto que con frecuencia los donantes remunerados ocultan
información para poder donar.

La venta de sangre o plasma sanguíneo tiene
una 
larga historia de escándalos y tragedias.
Durante años, las personas encarceladas en Arkansas (Estados Unidos) eran
“invitados” a vender plasma con escasos controles sanitarios, generando
ingresos para el sistema carcelario, pero también contagiando numerosas
infecciones a quienes lo recibían. Esta práctica duró hasta 1994. En 2006 se
demostró que una compañía china vendía plasma infectado con Hepatitis C,
habiendo sobornado controles sanitarios anteriores. También en Gran Bretaña ha
habido grandes lotes de sangre infectada con HIV y/o Hepatitis C, e incluso con
el “virus de la vaca loca” (encefalopatía bovina espongiforme). A causa de esta
última enfermedad, desde 2002 se ha recomendado no comprar sangre donada en
Gran Bretaña. En suma: cuando se empieza a vender sangre como si fuera una
mercancía más, el derecho a la salud comienza a verse condicionado por las reglas
y las trampas del mercado.

En Argentina, más de la mitad de las donaciones
de sangre se realizan 
a pedido de amigos o familiares.
Este sistema de reposición es muy imperfecto, puesto que los pacientes dependen
de su integración social para recibir donaciones. Por otra parte, tiene baches
estacionales, que hacen que en ciertos períodos (como las vacaciones) haya
escasez en los bancos de sangre.

La Organización Mundial para la Salud (OMS) es
la principal impulsora de la donación voluntaria y habitual de sangre.



¿Quiénes y cuándo pueden donar sangre?


Para ser donante es necesario tener más de 18 y
menos de 65 años, pesar más de 50 kilogramos, estar sano y presentar un documento
de identidad. Aunque antes se requería estar en ayunas, hoy ya no es necesario.

No pueden donar quienes hayan sufrido o sufran
hepatitis, SIDA, paludismo o tumores. Tampoco pueden hacerlo quienes estén
consumiendo medicamentos o hayan consumido drogas inyectables.

Algunos hábitos y prácticas son factores de
riesgo de enfermedades de transmisión sexual y, en consecuencia, impiden ser
donante: quienes se hubieran hecho un tatuaje o piercing en el último año;
quienes hubieran recibido transfusiones o mantenido relaciones sexuales sin
protección o en condiciones de riesgo en los últimos doce meses.

Las mujeres embarazadas o que estén amamantando
tampoco pueden ser donantes.

La donación es muy sencilla: se entrega
información y se realiza un cuestionario que permite distinguir factores de
riesgo. Luego, un profesional hace una pequeña entrevista y toma la temperatura
y la presión para confirmar que el donante se encuentre en buenas condiciones
físicas para hacerlo. Siempre existe la posibilidad de que el donante decida
autoexcluirse en caso de algún hábito o conducta de riesgo que no hubiera
querido declarar previamente.

En todos los casos, la sangre es analizada para
detectar Chagas, Hepatitis B, Sífilis, VIH y Brucelosis, entre otras
enfermedades.

La donación en sí dura unos quince minutos,
durante los cuales se extrae una pequeña cantidad, que un cuerpo sano puede
regenerar en unos pocos días. Un adulto sano puede donar sangre cada 8 semanas;
los varones pueden hacerlo hasta 6 veces al año y las mujeres hasta 4.



9 de noviembre, Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre


El 9 de noviembre de 1914 fue la fecha en la
que el médico e investigador argentino
Luis Agote, creador de la técnica de transfusión
de sangre mediante citrato de sodio que evita su coagulación, realizó la
primera transfusión con este método en el hospital Rawson de la ciudad de
Buenos Aires.

 

La donación
voluntaria de sangre es una práctica solidaria que nos vincula,
independientemente de nuestro origen, credo, etnia o clase social. Las
transfusiones y productos sanguíneos permiten salvar millones de vidas en todo
el mundo, aumentando la esperanza y calidad de vida de los pacientes, así como
llevar a cabo intervenciones quirúrgicas complejas. También son fundamentales en
la atención materno-infantil, en los accidentes y desastres naturales.

La manera más segura, solidaria y confiable de
hacerlo es mediante la donación periódica habitual no remunerada. 



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