El uso excesivo de corticoides tiene serios efectos en
la salud, desde úlceras y trombosis hasta la aparición de pensamientos
suicidas.
En los últimos tiempos han surgido distintos debates
que ponen bajo la lupa a la industria farmacéutica, por diversas sospechas
sobre los fines eminentemente económicos -más que sanitarios- en la confección
de medicamentos. Los movimientos que se amparan en la toxicidad de los remedios
proponen tratamientos naturales, aunque también polémicos cuando se trata de
padecimientos graves en la salud.
Lo cierto es que, si bien los avances tecnológicos han
demostrado contundentemente la eficacia de la medicina occidental, también se
conoce la persistencia de efectos adversos en la gran mayoría de los
medicamentos. Pero… ¿estos efectos son detalles menores que podemos desatender
en beneficio de la curación? Cuando se trata de corticoides, no parece ser ese
el caso.
Los corticoides son compuestos de una hormona que se
suele utilizar en tratamientos de alergias y enfermedades respiratorias. Sin
embargo, si se consumen en exceso, más que alivio pueden generar serios efectos
en nuestra salud.
Según un estudio reciente de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias (CIDEA), un uso
poco preciso o excesivo de corticoides puede generar úlcera, trombosis e
incluso pensamientos suicidas. Para prevenir estos efectos, es importante tener
en cuenta las particularidades y necesidades de cada paciente. De hecho, cada
fármaco con corticoides tiene distintas potencias, y esto incide directamente
en las personas que lo consumen.
Una clave para comprender el porqué de estos efectos
adversos puede ser el origen sintético de los medicamentos que tienen
corticoides. Esta hormona, en principio, es producida naturalmente en el cuerpo
humano por las glándulas suprarrenales, que se encargan de regular el sistema
inmune, entre otra variedad de funciones fisiológicas. Sin embargo, la
industria farmacéutica ha logrado fabricar corticoides, que luego ofrece en
distintos formatos: inyecciones, comprimidos, cremas, etc.
En este proceso de fabricación artificial de la
hormona es donde se pueden estar generando las causas de serios efectos
secundarios. Según Mónica De Gennaro, Subdirectora de CIDEA, los problemas
causados por corticoides pueden ser de varios tipos: oculares, como catarata y
glaucoma; cardiovasculares, como trombosis e hipertensión; y endócrinos, como
diabetes e insuficiencia suprarrenal, entre otros. Además, hay problemas de
índole psíquica, como los pensamientos suicidas. ¿Cómo despojar de tales
efectos a esta necesaria hormona? Es un gran desafío para la industria
farmacéutica.
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