La dislexia: nueva legislación para integrar a niños en las escuelas públicas

Se trata de un trastorno poco
conocido pero muy diagnosticado. Desde el mes pasado, una nueva reglamentación
regula los derechos de los niños disléxicos en la escuela.

Desde el año 2016 existe una ley
para una mayor integración en la escuela de niños con Dificultades Específicas
del Aprendizaje (DEA): alteraciones neurobiológicas que condicionan el
aprendizaje de habilidades del lenguaje, la lectura, la escritura y/o el
cálculo matemático. En abril de este año se reglamentó la ley que las incluye
en el plan médico obligatorio de todas las obras sociales y prepagas,
promoviendo además adaptaciones en los contenidos de las materias y en la
capacitación de los docentes.

La dislexia, en particular, es
una condición que afecta la lectura y la escritura puesto que el cerebro no
puede identificar sonidos con letras o no puede combinarlas en una palabra.
Aunque no es curable, la dislexia es tratable, ayudando con estímulos
específicos a disminuir el esfuerzo que lleva para una persona codificar y
decodificar sonidos y letras.

Pese a que hay muchos prejuicios
al respecto, no afecta la inteligencia de los niños ni su habilidad para
razonar o hacer cálculos; solamente los procesos necesarios para leer y
escribir. Es por ello que resulta muy importante, en primer lugar, un diagnóstico
temprano y confiable de la dislexia, que puede detectarse tempranamente con los
siguientes síntomas:

-El niño tarda más en adquirir conciencia de su
cuerpo; por ejemplo, confunde izquierda y derecha

Tiene cierta torpeza motriz, sobre todo para
escribir o dibujar; puede costarle mantenerse en los límites de la hoja o del
margen, o para pintar dentro de las líneas

Las letras son trazadas con dificultad, con
grandes variaciones de forma, tamaño y orientación

Dificultades para leer y escribir, por ejemplo,
invirtiendo letras (“tame” por “mate”), reemplazándolas o repitiéndolas
(“mamamasa” por “mesa”)

Dificultades para adquirir nuevo vocabulario y
para la expresión verbal

Dificultades para aprender secuencias, como los
días de la semana o los meses del año

Falta de atención y concentración; puede derivar
en problemas de conducta en la escuela

– Comprende sin problemas lo que oye, pero no lo
que lee

Dificultades para planificar y ejecutar textos,
especialmente más complejos, como pequeñas narraciones

En muchos casos, los niños
disléxicos tienen un sentimiento de frustración y baja autoestima desde los
primeros años de la escolarización, puesto que la adquisición de la lectura y
la escritura es uno de sus logros principales y más celebrados. Es por eso que,
ante la persistencia de estos síntomas, sobre todo en los primeros años de
escolarización, conviene consultar al equipo psicopedagógico de nuestra escuela
o a algún profesional especializado, como un neuropsicólogo o un psicopedagogo.

Aunque el diagnóstico temprano no
vaya a curar el trastorno, sí permitirá diseñar tempranamente estrategias para
disminuir la dificultad del niño y crear un entorno más amigable con su
condición, incluyendo actividades de enseñanza y evaluación adaptadas.

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