Herpes Zoster: lo que hay que saber

El herpes zoster es un virus que puede generar dolorosas lesiones a lo largo de la vida. A menudo sale en la espalda o alrededor de la boca, aunque puede generar erupciones en todo el cuerpo. En esta nota te contamos todo lo que tenés que saber sobre el Herpes Zóster para poner atención a su aparición y tratamiento.

¿Qué es el Herpes Zóster?

El herpes zóster, conocido popularmente como culebrilla, es la reactivación del virus varicela-zóster. Este virus permanece latente en los ganglios una vez superada la infección primaria, es decir, la varicela. Por este motivo puede reactivarse años después produciendo una erupción cutánea dolorosa en el territorio de un nervio.


En rigor, el herpes zóster no “se contagia” entre personas. Lo que ocurre es que las vesículas causadas por el herpes zóster contienen virus y pueden transmitir VVZ a alguien susceptible (que no haya tenido varicela ni esté vacunado). En estos casos se puede desencadenar varicela en la persona expuesta. Por eso, se recomienda tomar precauciones cuando existen lesiones abiertas.

Síntomas y complicaciones

El herpes zóster suele comenzar con dolor, ardor u hormigueo en un área de la piel, seguido por una erupción con pequeñas vesículas agrupadas. Esta erupción causa ardor, picazón y dolor en el área afectada. Además, es frecuente la fiebre leve y un poco de malestar.


Las zonas más frecuentes de aparición del Herpes Zóster son:

-Tórax y espalda: el zóster suele aparecer en forma de “cinturón” o franja que rodea el pecho o la espalda (por eso popularmente se le dice culebrilla). Puede causar dolor intenso que a veces se confunde inicialmente con problemas cardíacos o musculares.

-Abdomen y región lumbar: puede manifestarse en el costado del abdomen o la parte baja de la espalda. En estos casos, el dolor previo a la erupción puede confundirse con afecciones digestivas, renales o ginecológicas.

-Cara y cabeza: Cuando afecta nervios craneales, el herpes zóster puede aparecer en:

● Nariz y boca: puede comprometer mucosas y causar dolor al comer o hablar.
● Frente, cuero cabelludo y párpados (zóster oftálmico): es una forma grave porque puede comprometer el ojo y afectar la visión.
● Oreja y conducto auditivo: puede asociarse al síndrome de Ramsay Hunt, que provoca dolor intenso, vesículas en el oído, parálisis facial y alteraciones auditivas.

-Cuello y hombros: el compromiso de nervios cervicales genera lesiones en cuello, nuca, hombros y parte superior del tórax, acompañadas de rigidez y dolor irradiado.

Es menos frecuente la aparición en brazos, piernas, glúteos y genitales.

El Herpes Zóster puede resultar muy peligroso. La principal complicación es la neuralgia posherpética: dolor persistente que puede durar meses o años tras la curación de la piel. Las formas que comprometen la cara, los ojos o el oído requieren consulta médica urgente, ya que pueden dejar secuelas neurológicas o sensoriales permanentes. Otras complicaciones menos frecuentes incluyen la infección bacteriana secundaria y la diseminación del virus en el sistema nervioso central. Esto puede generar compromiso neurológico por meningoencefalitis, mielitis, etc.

Tratamiento y prevención

El tratamiento es con antivirales como aciclovir, valaciclovir o famciclovir. Administrado lo antes posible (idealmente dentro de las primeras 48 a 72 horas desde el inicio del sarpullido) reduce la intensidad y duración del episodio y también el riesgo de complicaciones.


Además, en nuestro país está aprobada una vacuna contra el herpes zóster (la vacuna recombinante no viva —Shingrix—) y está recomendada para personas mayores y que pertenezcan a grupos de riesgo (como inmunocomprometidos). La vacunación es la medida más efectiva para prevenir zóster y neuralgia posherpética.

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