Con
las bajas temperaturas vuelven las gripes y los resfríos: aunque algunos son
una simple molestia, otros, como la Gripe A, pueden ser muy graves. Te contamos
cuáles son los grupos de riesgo y qué medidas tomar para prevenir la
enfermedad.
– ¿El
frío produce gripe?
No.
La gripe es una enfermedad infecciosa, es decir, que se contagia por contacto.
Los contagios aumentan en invierno porque estamos más en espacios cerrados, con
poca ventilación.
–
¿Cuáles son sus síntomas?
Los
primeros en manifestarse son fiebre (de entre 39º y 41ºC), dolores en el
cuerpo, mareos, rubor en el rostro (especialmente en las
mejillas), decaimiento, malestar general e
incluso náuseas y vómitos. A partir del segundo día, estos
síntomas comienzan a desaparecer y aparecen otros nuevos: tos
seca, estornudos y secreciones nasales transparentes y
acuosas. Aunque los síntomas pueden superarse en un período breve de tiempo, la
tos y la sensación de cansancio pueden durar semanas.
Si
no es tratada a tiempo, la gripe puede derivar en trastornos respiratorios más
graves, como la pulmonía (también llamada neumonía), que es una enfermedad
severa de los pulmones causada por una infección.
– ¿Tengo
que tomar antibióticos para curar una gripe?
¡No!
Al ser causada por un virus, los antibióticos no te van a ayudar en nada (y
pueden perjudicarte). La enfermedad se trata generalmente en sus síntomas, para
controlar la fiebre, los dolores y la deshidratación.
– ¿Tengo
que tomar muchos jugos de cítricos?
No
hay evidencia de que la vitamina C sea eficaz y tenga un efecto durable en el
tratamiento de la gripe. De hecho, el jugo se elimina rápidamente por la orina
y la vitamina no se asimila al organismo, así que no tiene ningún efecto en la
prevención o la cura de la enfermedad.
– ¿Es
peligrosa la gripe?
Existen
tres tipos de gripe o influenza: A, B y C. Las dos primeras,
especialmente la A, son peligrosas porque mutan constantemente, lo cual las
hace más virulentas en sus efectos y más resistentes a los tratamientos. No hay
que ignorar sus síntomas, porque pueden derivar en complicaciones graves,
particularmente respiratorias.
– ¿Cómo
se puede prevenir la gripe?
El
método más eficaz y seguro es la vacunación.
Hay
que lavarse las manos constantemente, puesto que si tocamos una superficie
contaminada y luego hacemos contacto con nuestra nariz o boca, seguramente nos
contagiemos.
Hay
que mantener los ambientes bien ventilados y limpios, evitando el contacto con
estornudos y saliva de personas con la enfermedad.
¿Quiénes tienen que darse la vacuna contra la gripe?
La vacunación es la herramienta de mayor eficacia e
impacto para la prevención. Aunque, como señalamos antes, el lavado adecuado de
las manos o su desinfección en forma frecuente son otras medidas que ayudan a
evitar la transmisión de la gripe y otras enfermedades infecciosas. Además,
cumplir con medidas de control al toser o estornudar (como cubrirse con el
codo) contribuye a disminuir la posibilidad de transmisión del virus.
Es importante vacunarse antes del inicio del invierno,
aunque las personas en riesgo deben hacerlo en cualquier momento mientras haya
circulación de virus.
Los grupos de riesgo que deben recibir la vacuna son:
– Trabajadores del ámbito de la salud.
– Embarazadas (preferentemente pasados los 3 primeros
meses) y puérperas.
– Todos los niños de 6 a 24 meses (en dos dosis separadas
por un mes).
– Niños y adultos de 2 a 64 años que presenten ciertas
condiciones como: enfermedades respiratorias, enfermedades cardíacas,
inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, pacientes trasplantados,
diabéticos, personas con insuficiencia renal crónica en diálisis, etc.
– Mayores de 65 años
Para estas personas, las
vacunas cuentan con la cobertura del 100% por parte del Estado y las obras
sociales. Las personas entre 2 y 64 años que no registran enfermedades
consideradas como “de riesgo” pueden vacunarse preventivamente, aunque su
cobertura gratuita no es obligatoria.
En esta época, la
recomendación de vacunarse adquiere otro significado. Los síntomas de gripe
común y conocida, pueden confundirse con aquellos originados por COVID 19, y
requerir un diagnóstico diferencial con su carga de estrés y utilización evitable
de recursos sanitarios.
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