No es
necesario abandonar el placer de la comida y la bebida para cuidar nuestra
salud en estas fiestas. Es posible disfrutar adoptando ciertos hábitos
saludables que nos acompañarán el resto del año. Por ello les damos los
siguientes consejos para disfrutar de la cena de Navidad y Año Nuevo, y los
encuentros laborales y personales que proliferan a fin de año:
– Empezar a comer sin hambre. Si antes de la
comida de Navidad o Año Nuevo se hacen colaciones compuestas por frutas, barras
de cereal, yogures o licuados de frutas, se empezará la comida parcialmente
saciado y se comerá con menos ansiedad.
– Antes de comenzar con la comida, tomar un vaso
de agua fresca (no gaseosa ni jugo) y recordar tener agua siempre disponible en
la mesa. Estar hidratado colabora con la digestión tanto de los alimentos como
del alcohol. Además, como es la única bebida que realmente calma la sed, tomar
agua ayudará a que el alcohol se tome solo por placer, previniendo su ingesta
excesiva.
– Empezar por comer lo que más gusta.
Generalmente las comidas de fin de año presentan una cantidad de alimentos que
resultan tentadores. Lo mejor es comenzar a consumir aquello que más gusta para
no llenarse con otros platos. Esto permitirá comer con menos ansiedad y sin esa
incómoda sensación de ‘exceso’ que no deja moverse de la silla.
– Optar por un menú que incluya verduras y
carnes al horno. No es preciso deshacerse de la costumbre del vitel tonne o la
ensalada rusa. Pero sí conviene incluir opciones menos calóricas y no necesariamente
menos tentadoras. Las temperaturas cálidas favorecen la ingesta de frutas y
verduras frescas; combinarlas con carnes adobadas y evitar el uso de cremas y
salsas con mucha grasa o aceite.
Lo importante es ir desterrando en la mentalidad
de los argentinos la idea de que las comidas de fin de año deben ser
hipercalóricas y desprovistas de todo control. La comida saludable puede ser
también rica y atractiva: desde una picada vegetariana hasta la elaboración de
carnes magras, las opciones son innumerables.
Aunque muchas veces queremos cuidarnos para no
engordar, no debemos perder de vista que una dieta razonable es clave para
mantenernos sanos y contribuir a nuestro bienestar y el de nuestra familia.
Los festejos en el ámbito
laboral
Los brindis de fin de año en las oficinas no
quedan exentos de estos consejos. Ofrecer licuados de frutas frescas, incluir
verduras en los sándwiches o canapés o proponer dulces a base de frutos secos,
cereales o frutas frescas será un pequeño paso hacia la educación alimentaria y
también hacia una imagen corporativa saludable. Además, esta alimentación
resulta energética y no causa somnolencia, lo que la convierte en el
acompañamiento ideal de esos pequeños festejos entre compañeros.
Un festejo saludable no siempre es una cuestión
de presupuesto, sino de animarse a ir por fuera de las opciones tradicionales
que ofrecen los servicios de catering o las panaderías. En la actualidad, a
través de las redes sociales, se pueden contactar pequeños emprendimientos gastronómicos
e incluso servicios para reuniones y agasajos que cocinan con ingredientes
orgánicos o, simplemente, ofrecen productos caseros y que pueden personalizarse
al gusto o la necesidad de su festejo.
La alimentación en el lugar de trabajo es clave
todo el año. Muchas veces las empresas ofrecen máquinas expendedoras de snacks
o gaseosas en los espacios comunes como un plus para sus empleados. Sin
embargo, los hábitos alimentarios de los argentinos se han deteriorado
sensiblemente en los últimos años, al punto que el 20% de los pedidos de
licencia por cuestiones de salud se debe a problemas digestivos. Es, entonces,
fundamental que tanto los trabajadores como sus empleadores comiencen a cambiar
sus costumbres alimentarias. Ofrecer productos frescos y saludables, como
yogur, cereales y frutas, no sólo puede ser más económico, sino que contribuirá
a mejorar la salud general de sus recursos humanos y a generar un mejor clima
de trabajo.
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