El efecto de las redes sociales en la salud mental

Las redes sociales se presentan como plataformas que ayudan a las personas a encontrar o reforzar amistades y a formar comunidades en línea. Sin embargo, estudios recientes hablan de los riesgos que las redes sociales conllevan para la salud mental. En esta nota te contamos más.

Cómo funcionan las redes sociales digitales

Las redes sociales son plataformas que surgieron y se popularizaron en los primeros años del siglo XXI. Facebook surgió en 2004, Twitter (ahora X) en 2006, Instagram en 2010 y Tik Tok en 2016. En estas plataformas las personas pueden hacerse un perfil en línea, subir materiales personales (como fotos, videos, breves escrituras) e interactuar con otros usuarios.
Cada plataforma tiene su propia potencialidad en función de las alternativas que brinda: TikTok es la plataforma ideal para compartir videos, mientras que Twitter (X) lo es para postear breves pensamientos o anécdotas. Mientras que Facebook permite publicar breves textos junto con imágenes y videos, en Instagram todo gira en torno de las imágenes y solo admite epígrafes.
El punto nodal de las redes sociales es que fomentan la interacción entre usuarios: al publicar una imagen, un tuit o un video, este puede recibir reacciones positivas o negativas (a través de opciones como “me gusta”) y también comentarios de cualquier usuario. En algunas plataformas, como Facebook, el contacto está restringido a aquellas personas que hayan aceptado la vinculación; pero en otras, como en Instagram o TikTok, cualquier persona puede responder al material subido por los usuarios.

Efectos en la salud mental

Estudios recientes han señalado que las redes sociales son perjudiciales para la salud mental, especialmente para las personas más jóvenes. La espera de la validación constante, la exposición pública de la vida privada, la exhibición de imágenes con tipos hegemónicos de belleza o estilos de vida serían los elementos más peligrosos.

Un estudio de 2018 sugiere limitar hasta un máximo de 30 minutos diarios el uso de redes sociales para mejorar el bienestar emocional. Las autoras, analizando los resultados de la limitación de uso de redes sociales en 143 estudiantes de la universidad, encontraron que, al cabo de 3 semanas, los sujetos sentían menos ansiedad y “temor a quedar afuera” que al comienzo del estudio. Este último temor, llamado FOMO por sus siglas en inglés (“Fear of missing out”) es descripto como la sensación de preocupación por quedar “afuera” de ciertos eventos, relaciones sociales o tendencias que se ven en línea.

Otros estudios se han centrado en las consecuencias negativas de las redes sociales en la autopercepción física, especialmente en mujeres. Un estudio de 2019 mostró cómo influía negativamente mirar imágenes de personas atractivas físicamente en la autopercepción de mujeres jóvenes. Otro estudio de 2018 encuentra que subir imágenes de sí mismas a las redes sociales (especialmente selfies) genera un aumento de la ansiedad y una disminución de la seguridad entre las mujeres jóvenes.

Además, las redes sociales, por su propia dinámica, pueden generar adicción entre los usuarios. Al ofrecer una instancia de validación de los otros, generan sensación de dependencia entre los usuarios. Además, al enviar notificaciones cada vez que sucede algo (si se recibe un mensaje, un me gusta o si alguien está transmitiendo en vivo), logran captar la atención de los usuarios para que abran todo el tiempo las aplicaciones.
Estos datos constituyen una llamada de atención para pensar en la cantidad de horas que usamos las redes sociales y cómo esto puede afectar nuestra salud mental.

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