El resultado del trabajo depende en gran medida del ambiente en que se desarrolla: el clima entre compañeros, claro, pero también la correcta iluminación y una temperatura agradable. Disponer de herramientas adecuadas, contar con medidas de protección al trabajador y condiciones adecuadas para su uso son fundamentales para la calidad del resultado final.
El cuidado de la higiene y la seguridad en el trabajo es una tarea que no depende meramente de la buena voluntad de trabajadores y empleadores, sino que está regulada por una normativa específica. La Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo, Nº 19.587 en su artículo 4º especifica:
La higiene y seguridad en el trabajo comprenderá las normas técnicas y medidas sanitarias, precautorias, de tutela o de cualquier otra índole que tengan por objeto: a) proteger la vida, preservar y mantener la integridad psicofísica de los trabajadores; b) prevenir, reducir, eliminar o aislar los riesgos de los distintos centros o puestos de trabajo; c) estimular y desarrollar una actitud positiva respecto de la prevención de los accidentes o enfermedades que puedan derivarse de la actividad laboral.
Si bien se cuenta con que tanto los empleadores como los mismos trabajadores resguardan su salud en el trabajo, es preciso considerar los distintos riesgos de las actividades laborales, tomando recaudos pertinentes para proteger y prevenir accidentes.
El uso de los elementos de seguridad es central para el bienestar y la protección de la salud del trabajador. Estos serán propios, naturalmente, de la actividad que desempeñe: guantes, anteojos, sogas de seguridad, calzado y vestimenta apropiada, faja, tapones para los oídos entre otros muchísimos implementos.
Todos los elementos utilizados o existentes en el entorno laboral deben responder a estándares básicos, generalmente certificados por normativas específicas.
La protección surge también de una actitud siempre alerta. El buen dormir y una alimentación adecuada son fundamentales para conservar la atención y la frescura en el trabajo. Por eso, el esquema horario de las tareas o la distribución de turnos deben ser estipulados con el acuerdo de todos los interesados.
Una correcta iluminación, de ser posible natural, el aire limpio y fresco, la temperatura agradable, no sólo son eficaces en la prevención de enfermedades, sino que generan un entorno saludable en el que pasar las muchas horas por día que requiere nuestro trabajo.
Es importante también brindar capacitación e información específica sobre los procedimientos o herramientas involucradas en el proceso de trabajo. Muchas veces depositamos la confianza en el sentido común de las personas a la hora de reaccionar ante un accidente laboral. Este error puede ser fatal, no por falta de cuidado o colaboración, sino porque la gran mayoría de los accidentes graves requieren conocimientos que no se obtienen en la vida cotidiana. Por lo tanto, saber cómo reaccionar ante distintos imprevistos es la única forma de estar preparados. Conocer los tipos de fuego y cómo se apaga cada uno, qué hacer ante distintas emergencias médicas, cómo autoevacuarse y/o ayudar a evacuar a otros, etc., es responsabilidad de todos.
En el caso específico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Secretaría de Trabajo, Industria y Comercio, a través de la Ley 265, otorga a la Dirección General de Protección del Trabajo (DGPDT) las funciones de fiscalización, control y sanción por incumplimiento de las normas relativas a la salud, higiene y seguridad en el trabajo, así como la seguridad social y las cláusulas normativas de los convenios colectivos de trabajo.
En términos muy generales, podemos mencionar ciertos aspectos que quedan sujetos al control de la DGPDT:
-Tipo de construcción.
-Indicadores de contaminación auditiva.
-Iluminación suficiente y de buena calidad.
-Instalaciones eléctricas acordadas a la normativa vigente.
-Existencia y estado de máquinas y herramientas.
-Existencia y adecuación a la normativa de herramientas de prevención de incendios y otros riesgos para la vida de los trabajadores.
-Existencia y pertinencia de instrumentos y materiales de protección para los trabajadores, y ropa de trabajo.
Una mirada ya superada acerca del trabajo lo consideraba como una obligación del ser humano, una exigencia de la vida en sociedad que se le imponía casi como un castigo: ganarás el pan con el sudor de tu frente. Hoy día, en cambio, cada vez más firmemente creemos que el trabajo es un derecho humano fundamental, creativo y socialmente útil. Como tal, su ejercicio debe ser saludable y responsable, de manera que sea fuente de bienestar y no causa de sufrimiento. La atención a las condiciones y medio ambiente de trabajo es clave para lograr este objetivo.