Aunque
al cáncer se lo nombra con miedo y se lo considera, a menudo, incurable, el 30%
de los casos es prevenible. En esta nota te contamos cómo.
El nombre “cáncer” reúne un conjunto de
enfermedades que se producen cuando células anormales se dividen sin control,
expandiéndose a otros tejidos del cuerpo, afectándolos. Existen más de 100
clases diferentes.
Puesto que no se trata de una enfermedad, sino
de varias, de algunas se conocen estrategias de prevención y se han
desarrollado tratamientos más eficaces, mientras que en otras no hay el mismo
nivel de conocimiento. En todos los casos, es importante la detección temprana
para que los tratamientos sean más efectivos.
Factores de riesgo y prevención
Según la Organización
Mundial para la Salud, al menos un tercio de
los casos de cáncer pueden prevenirse evitando factores de riesgo. Los
principales son los siguientes:
– Tabaco. Quizás el más conocido, el
consumo de tabaco (ya sea fumado, inhalado o mascado) se encuentra altamente
asociado al cáncer de pulmón, esófago, laringe (cuerdas vocales), boca,
garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero. Aunque su
consumo ha disminuido en la última década, no hay que dejar de insistir con sus
efectos nocivos en la salud.
– Falta de actividad física, factores
alimentarios, obesidad y sobrepeso. No sólo afectan la estética corporal o el
colesterol. La alimentación incorrecta y el sobrepeso se asocian al cáncer de
esófago, colon y recto, mama, endometrio y riñón. La mejor estrategia: una alimentación
balanceada, un peso adecuado y actividad física habitual.
– Alcohol. Uno de los factores de riesgo
menos conocido, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede producir
cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto, y mama.
– Infecciones. Las infecciones como la
hepatitis viral B y C (que afecta el hígado), el virus del papiloma humano (que
afecta el cuello del útero) y la bacteria Helicobacter pylori (que ataca al
estómago) aumentan el riesgo de cáncer de estómago. Las principales medidas
preventivas son la vacunación y la prevención del contagio.
– Contaminación ambiental. Factores
ambientales como el arsénico, el asbesto, el humo de carbón y micro partículas producen
cáncer. Es necesario evitar la exposición y, cuando esto no sea posible,
emplear medios de prevención como barbijos, filtros de aire y agua.
– Carcinógenos ocupacionales. Más de 40
sustancias que se encuentran en lugares de trabajo producen cáncer en quienes
se exponen a ellas cotidianamente. Causan cáncer de pulmón, vejiga, laringe,
piel, nasofaríngeo y leucemia. Es fundamental, para la prevención, una
evaluación completa de las Condiciones y Medioambiente de Trabajo a cargo de
personal idóneo.
– Radiaciones. Distintos tipos de
radiaciones se encuentran vinculadas al desarrollo de la enfermedad. Entre las
más frecuentes está la exposición residencial al gas radón, que emana del suelo
y los materiales de construcción, que es la segunda causa de cáncer de pulmón,
después del humo del tabaco. Las radiaciones solares prolongadas y frecuentes,
como las que recibimos al tomar sol, conllevan también un alto riesgo de
desarrollo de cáncer de piel y melanoma.
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