Aunque es poco lo que se sabe, un
estudio publicado este año muestra que puede aumentar el riesgo de desarrollar
cáncer y enfermedades cardíacas.
El cigarrillo electrónico se
extiende cada vez más. No sólo entre aquellos que quieren dejar de fumar, sino también entre otros que nunca fumaron.
La información acerca de sus efectos en la salud es escasa y contradictoria,
porque su invención es reciente y se han realizado pocos estudios al respecto.
Los cigarrillos electrónicos (o
“vapeadores”) son dispositivos electrónicos que producen un vapor que es
inhalado por el usuario. Este vapor es producto de sustancias líquidas que
pueden incluir nicotina o no. En el caso de las sustancias que sí contienen
nicotina, se ha probado recientemente que producen en la persona que las “vapea” el mismo efecto
que el cigarrillo tradicional en los fumadores pasivos. Esto significa que
afecta genéticamente el corazón, los pulmones y la vejiga.
El estudio, realizado por
Moon-shong Tang, de la Universidad de Nueva York, comenzará ahora una segunda
etapa, destinada a evaluar sus efectos en el desarrollo de cáncer de los
órganos observados.
Sin embargo, otros científicos
critican las conclusiones a las que arribó el estudio que se realizó sobre
ratones, puesto que su fisiología es diferente de la humana, y las enfermedades
como el cáncer sólo pueden ser observadas a través de estudios de larga
duración en el tiempo. Para otros, los cigarrillos electrónicos son
definitivamente menos peligrosos que los cigarrillos tradicionales, y representan una excelente
alternativa para dejar de fumar.
La polémica, sin embargo, continúa: ¿vale la
pena el riesgo, teniendo en cuenta sus potenciales beneficios?