Aprovechamos el Día Mundial del Corazón (29 de septiembre) para contarte cuáles son los problemas circulatorios más frecuentes y también cómo podés detectarlos y prevenirlos.
Mala circulación sanguínea
Las enfermedades circulatorias abarcan un conjunto de condiciones que afectan el flujo de sangre por arterias y venas. Entre las principales están la hipertensión arterial, la aterosclerosis y sus complicaciones (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, enfermedad arterial periférica), la insuficiencia venosa crónica, las varices, y la enfermedad tromboembólica venosa (trombosis venosa profunda y embolia pulmonar). Estas enfermedades comparten no solo factores de riesgo, sino que también sus efectos físicos, ya que dañan la pared vascular o alteran la coagulación.
Las enfermedades circulatorias producen efectos agudos y crónicos como:
–Falta de circulación (isquemia): se produce la obstrucción arterial lo que puede generar dolor, pérdida de función o muerte de tejido. Esto ocurre cuando se producen infartos de miocardio, ACV o úlceras en los miembros inferiores.
– Edemas y dolor crónico: la insuficiencia venosa y las varices generan pesadez, hinchazón, cambios en la piel y úlceras venosas si no se tratan.
– Eventos embólicos y muerte súbita: la trombosis venosa profunda puede desprenderse y producir una embolia pulmonar.
–Complicaciones sistémicas: la hipertensión prolongada favorece insuficiencia cardíaca, daño renal, demencia vascular y enfermedad arterial generalizada.
Factores de riesgo
Las causas para las enfermedades circulatorias son múltiples y pueden estar interrelacionadas. Existen algunos factores metabólicos como el colesterol, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad que contribuyen con la dificultad circulatoria. También resultan importantes algunos determinantes genéticos y la edad avanzada que incrementa el riesgo. Por otra parte, existen factores de riesgo relacionados con el estilo de vida: el sedentarismo, la dieta con exceso de sal y grasas y el sobrepeso aumentan el riesgo.
En relación con los puestos laborales se ha observado que el trabajo influye en la salud vascular de dos maneras. Por un lado, en los trabajo sedentarios (de oficina, de conducción) la inmovilidad prolongada reduce el retorno venoso y favorece trombosis venosa. Por otro lado, en aquellos trabajos donde hay que estar mucho tiempo de pie (comercio, salud, etc.) esta posición facilita el desarrollo de insuficiencia venosa y varices por sobrecarga venosa.
Prevenir y tratar las enfermedades circulatorias
La prevención es lo más eficaz en cuanto a las enfermedades circulatorias. Los especialistas sugieren:
● Cambios en el estilo de vida. Esto implica realizar actividad física regular, seguir una dieta equilibrada, baja en sal y grasas saturadas. También abandonar el tabaquismo y controlar el peso. Estas medidas reducen el riesgo de hipertensión,
dislipemia y diabetes.
● Detección y control de factores de riesgo: realizar una medición periódica de la presión arterial, control de glucemia y lípidos, y evaluar con médicos el riesgo cardiovascular global según guías.
● Medidas laborales: promover pausas para caminar en trabajos sedentarios, promover la elevación de piernas y el uso medias de compresión en trabajos de pie.
El tratamiento de las enfermedades circulatorias depende del tipo de enfermedad y su grado de avance. Los médicos utilizan medicamentos para evitar trombosis y controlar la presión arterial. También se pueden realizar intervenciones quirúrgicas como angioplastias, bypass, procedimientos para varices, etc. cuando la enfermedad es más avanzada y grave.
En síntesis, las enfermedades circulatorias tienen efectos muy negativos para nuestra salud, pero son prevenibles en gran medida. Es importante adoptar medidas para mejorar nuestra calidad de vida y realizar los controles médicos periódicamente.