Es probable que nunca hayamos escuchado hablar de los sulfitos fuera de las clases de química, sin embargo, se trata de compuestos frecuentes en los alimentos cotidianos. En esta nota te contamos cómo los estás consumiendo y cuáles son sus riesgos.
¿Qué son los sulfitos?
Se trata de compuestos químicos con azufre que se utilizan en la industria alimentaria como conservantes por sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes. Gracias a estas sustancias, los alimentos mantienen por más tiempo su apariencia, su textura y su sabor. En efecto, los sulfitos evitan el crecimiento de bacterias y hongos en los alimentos.
¿Dónde podemos encontrar sulfitos?
Los sulfitos se encuentran en una gran variedad de alimentos y bebidas procesadas. Los alimentos más comunes que pueden contenerlos incluyen:
1. Vinos y cervezas: El vino es uno de los productos más conocidos por tener sulfitos. Estos compuestos se añaden durante el proceso de vinificación para evitar la oxidación y la proliferación de bacterias. También se encuentran en muchas cervezas, aunque en menor cantidad.
2. Frutas deshidratadas: Las frutas como las uvas pasas, las ciruelas pasas, los higos secos y otros tipos de frutas deshidratadas, se tratan con sulfitos para evitar que se oxiden y oscurezcan.
3. Conservas de vegetales: El brócoli y las papas, entre otros vegetales, son comúnmente tratados con sulfitos para prevenir el oscurecimiento y la pérdida de color.
4. Mariscos y pescados: Algunos mariscos y pescados son conservados con sulfitos para evitar su descomposición.
5. Alimentos procesados y salsas: También se encuentran estos compuestos en productos como aderezos, salsas, sopas enlatadas y jugos concentrados.
Efectos en la salud
Los sulfitos no presentan problemas para la mayor parte de la población, sin embargo, algunas personas pueden tener reacciones adversas a ellos. Se habla entonces de personas alérgicas a los sulfitos: no pueden metabolizarlos de modo adecuado y tienen reacciones alérgicas al consumirlos.
Las personas alérgicas pueden experimentar una serie de síntomas tras su ingesta, los más comunes son:
-Dificultad para respirar: las personas con asma son especialmente vulnerables, ya que estos pueden desencadenar ataques de asma y dificultar la respiración.
-Reacciones cutáneas, como enrojecimiento, picazón o urticaria en la piel.
-Problemas digestivos, como dolor abdominal, diarrea o náuseas.
A pesar de que la alergia a los sulfitos no es tan común como otras alergias alimentarias, se estima que entre el 1% y el 5% de la población mundial podría tener algún tipo de sensibilidad o alergia a estos compuestos.
Regulación en la producción de alimentos
Como en todas las alergias, es muy importante la cantidad de sulfitos a las que se enfrenta el cuerpo. Estas cantidades van a variar según el alimento y las regulaciones que haya en su producción. En la Unión Europea, la cantidad máxima permitida de sulfitos en alimentos y bebidas es de 10 mg por litro en el caso del vino, mientras que en frutas deshidratadas puede ser de hasta 2000 mg por kg. En los Estados Unidos, la FDA regula que los
productos alimenticios no deben superar los 10 mg de sulfitos por kg o por litro, aunque algunas excepciones permiten mayores concentraciones.
En Argentina, la regulación de los sulfitos está controlada por el Código Alimentario Nacional (CAN), que establece límites para la cantidad permitida en productos alimenticios. La ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) regula y supervisa su uso en alimentos y bebidas. El organismo establece que los sulfitos deben ser declarados en la etiqueta de los productos cuando se excede una concentración mayor o igual a 10ppm (10 mg/Kg o 10mg/l) , como en el caso de las frutas deshidratadas y los vinos.