Los efectos de los
alimentos ultraprocesados en adultos y, sobre todo, en niños son cada vez más
preocupantes en todo el mundo. En el mes en que se conmemora el día del
nutricionista, te damos cuatro pilares de una alimentación saludable.
Los alimentos fueron
tradicionalmente el tema de preocupación de los países pobres: la desnutrición
derivada del acceso limitado a nutrientes o a alimentos de alta calidad
nutricional. Hoy, en cambio, el problema es más general, y se refiere a la
malnutrición de niños y adultos, un fenómeno cada vez más presente en los
países más ricos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un
importante factor de riesgo de muerte humana en todo el planeta, causando la
muerte de millones de personas al año.
Aunque el sobrepeso y
la obesidad son las consecuencias más evidentes de la mala nutrición, a veces
no hay signos visibles y es necesario hacerse análisis clínicos de colesterol,
glucemia, ácido úrico, glóbulos rojos, etc. para saber si necesitamos hacer
algún cambio en nuestra dieta.
El médico nutricionista
es la persona que está especialmente capacitada para asesorarnos en nuestra
dieta: sus ingredientes, modos de cocción, cantidades y el equilibrio entre los
alimentos.
La
alimentación en la escuela: algunas propuestas
El sobrepeso y la
obesidad infantiles son considerados una epidemia del siglo XXI y tienen como
consecuencia a otros trastornos sanitarios globales entre los adultos, como
la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
La escuela tiene un
rol determinante en la alimentación de los niños y las niñas, muchos de los
cuales ingieren la mitad de las comidas de la semana en el comedor de la
escuela. En ese mismo ámbito son expuestos a la publicidad de alimentos no
saludables y cuentan con acceso irrestricto a golosinas, alimentos ultraprocesados,
ricos en azúcar, sodio y grasas saturadas en los kioscos escolares.
Es por ello que
organizaciones gubernamentales y no gubernamentales han propuesto diferentes
medidas para mejorar la oferta nutricional en las escuelas, entre las que se
cuentan las siguientes:
1. Tomar agua
fresca en vez de jugo, sobre todo sintético. No hay motivos para tomar
bebidas azucaradas en todos los almuerzos y con ello creamos una necesidad que
nuestras hijas e hijos no tienen.
2. No agregar
azúcar a los alimentos, menos aún a la fruta fresca.
3. No agregar
sal a la comida servida en la mesa. Sabemos que se cocinan los alimentos
con una cantidad (desconocida) de sal. Al agregar más sal a la comida en la
mesa de nuestros chicos y chicas, los acostumbramos a un nivel alto de
consumo. La escuela tiene un rol determinante en el aumento del
consumo de sal, pero también en su disminución, cuando se tiene una política
activa.
4. Eliminar o
reducir al máximo el uso de aderezos. Aunque agregar mayonesa permita
enmascarar los sabores y, de ese modo, facilitar que los chicos y chicas coman
la comida en el comedor, lo cierto es que su uso frecuente tiene el efecto
contrario del que se busca. Si servimos un plato de vegetales y lo acompañamos
con una cucharada de mayonesa, los beneficios nutricionales de los primeros
quedan hundidos bajo las calorías y las grasas de la segunda.
5. Aunque
el kiosco se licite a terceros, se encuentra dentro de la escuela y debe
respetar las normas saludables que la escuela considere necesarias. Si las
instituciones se comprometen en mejorar la alimentación de los niños, es
necesario que el kiosco sea consistente con ese compromiso, evitando el acceso
irrestricto a golosinas. Aunque muchas familias decidan no enviar dinero para
el kiosco y envíen viandas con colaciones saludables para los recreos, muchas
veces los niños intercambian con otros en los recreos y terminan consumiendo a
diario golosinas, snacks y gaseosas.
Día
del nutricionista
Desde el año 1974 se
celebra el Día Latinoamericano del Dietista-Nutricionista, en homenaje al
argentino Pedro Escudero, médico fundador de la carrera universitaria de
nutrición en la Universidad de Buenos Aires. En su honor, cada 11 de agosto se
recuerda el valor de la nutrición y el rol irremplazable de los dietistas-nutricionistas
en la sociedad contemporánea.
Todas las escuelas
(públicas o privadas) que ofrezcan comedor en la Ciudad de Buenos Aires, y
todas las escuelas públicas de la Provincia de Buenos Aires, deben contar con
el asesoramiento de un nutricionista en la elaboración del menú.
El médico
nutricionista se dedica a asesorar a personas sanas o enfermas en cuanto a la
calidad y la cantidad de alimentos que ingieren, teniendo en cuenta una
evaluación global de cada uno. Eventualmente podrá derivar al paciente a una
persona licenciada en nutrición que lleve adelante el control de la dieta.
Todas las obras
sociales incluyen nutricionistas en su planta médica, tanto para recibir
pacientes derivados como para recibir consultas espontáneas. Por ese motivo no hay
excusas: ya sea que quieras bajar de peso, aumentarlo o balancear tu dieta,
pedí turno con un nutricionista.
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