Argentina es uno de los mayores
consumidores de tabaco de América Latina y el Caribe, con una enorme cantidad
anual de fallecimientos por afecciones relacionadas con el cigarrillo. Aunque
hace tiempo que se conocen los riesgos para la salud que supone fumar, recién
en la última década se han implementado leyes restrictivas sobre el tema, que
incluyen la prohibición de fumar en lugares públicos cerrados, la regulación de
la publicidad, el acceso a programas para dejar de fumar, etc. Estas
iniciativas han dado resultados positivos bajando el consumo de tabaco en
Argentina.
Sin embargo, el tabaco se resiste a
abandonar los pulmones de los argentinos. Los cigarrillos electrónicos son un
nuevo dispositivo de consumo de tabaco que ya no produce humo sino vapor. La
persona que los fuma -o vapea- busca en muchos casos dejar el cigarrillo,
puesto que permiten disminuir progresivamente la cantidad consumida de
nicotina. En otros casos, los vapeadores no quieren dejar de fumar, sino que
quieren seguir haciéndolo pero sin daño para su salud: ¿Sirve el cigarrillo
electrónico para dejar de fumar? ¿Es posible fumar saludablemente?
Te presentamos tres ventajas, tres desventajas y tres riesgos del cigarrillo
electrónico.
Tres ventajas
1. Ayuda a controlar el consumo de nicotina. A semejanza de los parches
o chicles de nicotina, el cigarrillo electrónico permite regular la cantidad
ingerida; la novedad que presenta es que también permite exhalar “humo”, como
en un cigarrillo común. Este es el principal argumento de sus defensores: que
es una herramienta útil para dejar de fumar gradualmente, sin la ansiedad que
presenta el abandono repentino.
2. Reduce los riesgos del humo. El cigarrillo tradicional contamina tu
entorno y es peligroso tanto para quien fuma como para quienes lo rodean. Buena
parte de los 400 químicos tóxicos y los 40 componentes cancerígenos que libera
el cigarrillo se consumen por el humo. El cigarrillo electrónico, en cambio, no
genera combustión, reduciendo sensiblemente la cantidad de químicos
incorporados al organismo y al ambiente.
3. Elimina el mal olor. Uno de los factores que genera mayor presión
social para dejar el cigarrillo es el olor que el humo deja en la boca, las
ropas, las manos y hasta los muebles de los fumadores. El líquido que produce
el vapor no tiene aroma, de manera que no deja rastros desagradables. Además es
incoloro, lo cual hace desaparecer las manchas que el tabaco deja en la piel y
los dientes de los fumadores.
Tres desventajas
1. Prolonga la adicción a la nicotina. Existe muy poca evidencia acerca
de la eficacia de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar. La adicción
no es sólo química, sino que incluye en general aspectos sociales y
psicológicos que el cigarrillo electrónico no elimina sino que, al contrario,
imita (como el “humo” o su consumo oral). Los fumadores, entonces, piensan que
encontraron una forma inofensiva de fumar y siguen consumiendo nicotina en esta
forma, muchas veces en niveles mayores a los de cuando fumaban.
2. No hay normas de seguridad uniformes y confiables. Se trata de un
producto en el que apenas hay regulaciones, no obstante lo cual lo usamos para
suministrar químicos a nuestro cuerpo. Desde productos sofisticados y caros
hasta aparatos sospechosos que se compran en la calle, su uso es muy peligroso:
existen denuncias por la explosión de baterías, por intoxicación con cartuchos
que perdían líquido y hasta por reacciones alérgicas al glicol de propileno que
contienen.
3. Todavía no se conocen todos los riesgos de su consumo. La evidencia
científica acerca de sus efectos es escasa: los estudios acerca de sus
beneficios para dejar de fumar se han realizado sobre poblaciones pequeñas, y
sus ventajas con respecto a otras técnicas (como los parches de nicotina) no son
tan concluyentes. Tiene efectos pulmonares leves inmediatamente después de su consumo y
contiene algunos agentes cancerígenos (como el formaldehído y el acetaldehído),
aunque todavía no hay investigaciones sólidas acerca de su concentración y sus
daños efectivos.
Muchos médicos sostienen que, si se usa el
cigarrillo electrónico por un breve tiempo como medio para dejar de fumar, los
beneficios pueden superar los riesgos. La evidencia, en este sentido, no es
concluyente; por el contrario, el fumador puede simplemente remplazar una
manera de consumir nicotina por otra. Los consejos, entonces, son a menudo
contradictorios. Desde ya que, si una persona no fuma, no tiene sentido que
comience a vapear, porque tiene varios riesgos y ningún beneficio. Si un
fumador quiere dejar el hábito, es recomendable que pruebe con cualquiera de
los métodos ya validados y más saludables.
Si, a pesar de todo, quiere experimentar con el cigarrillo electrónico, es
importante que lo consulte con un médico y sea consciente de los riesgos que
acarrea.
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