En esta época del
año, una clave para nuestra salud es mantener una buena hidratación. Te
contamos por qué es importante y te damos algunos consejos para hidratarte de
manera fácil y rica.
Aunque no suele
prestarse mucha atención, mantener una buena hidratación es fundamental para
cuidar la salud. De acuerdo a la Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria, los niños y niñas de hasta 13 años
deben tomar entre un 1,5 y 2 litros de agua por día, mientras que para las
personas adultas se recomienda entre 2 y 2,5 litros, a lo que hay que sumarle
300 ml en personas embarazadas y 700 ml en personas en estado de lactancia.
¿Por qué tanta
hidratación? Lo cierto es que el agua ocupa aproximadamente el 60 % de nuestro
peso corporal y cumple un rol muy importante en el organismo. Según la
fundación Hydration for Health, el agua cumple cuatro funciones
principales:
1-Permite múltiples
reacciones metabólicas
2- Como es el
principal componente de la sangre, ayuda a transportar nutrientes y hormonas
hacia dentro las células y conduce deshechos hacia fuera de las células.
3- Regula la
temperatura corporal, mediante la transpiración.
4- Ayuda a eliminar
desechos metabólicos por medio de los riñones, es decir, mediante la producción
de orina.
A pesar de que parece
muy sencillo, es común que en el día a día nos olvidemos de hidratarnos. En el
trajín cotidiano tomar agua puede no resultar muy atractivo ni suficientemente
importante, y menos aún si no sentimos sed. Por eso, te presentamos algunos
consejos para mantener tu cuerpo hidratado y saludable.
-Los dos litros de
líquido diarios no están solo en las bebidas sino también en la comida. Por
eso, es importante mantener una buena alimentación, con gran proporción de
vegetales.
– Disfrutá. ¿No te
atrae tomar agua? ¡Saborizá! Una buena opción es hacer jugos combinando frutas
frescas y agua, idealmente sin agregar azúcar. Otra forma de hidratarse de
forma rica consiste en agregar un gajo de algún cítrico o de alguna planta
aromática a tu vaso de agua, para darle un sabor distinto y suave a la vez. El
limón, el pomelo, la menta y la albahaca son muy buenas variantes.
– Elegí dos momentos
del día claves para completar la hidratación que te haya faltado. Por ejemplo,
podés adquirir la costumbre de tomar un vaso de agua antes de desayunar y otro
antes de ir a dormir. Si a eso se suman los líquidos ingeridos durante el
almuerzo y el correr del día, no hay forma de que no te hayas hidratado bien.
– Durante el
ejercicio físico, hay que tomar agua constantemente. Es necesario reponer los
fluidos y sales que se pierden a través del sudor.
– Prestarle atención
a tu cuerpo. Si tenés sed, necesitás hidratación. Si tu orina es de color
oscuro, también. Lo ideal es que el color de la orina sea prácticamente
transparente.
–
Conocer los síntomas de deshidratación también te puede ayudar a saber si
necesitás ingerir más líquidos. Según la Organización Mundial de la Salud,
entre estos síntomas se encuentran el dolor de cabeza, mareos, falta de
apetito, boca seca, debilidad y fatiga.
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